Ya os he contado lo mucho que me gusta una madera, un martillo, unos tornillos... en fin, el bricolaje. Ya os mostré en otro post mi primera restauración y hoy os muestro la segunda.
Se trata de una mesita, pero no de una cualquiera, tiene su propia historia. Hace 57 años, uno de mis tíos, hizo esta mesa para el ajuar de mi abuela (el que la hizo es uno de sus hermanos). Mi tío era carpintero (ahora ya está jubilado) y con todo su amor hacia su hermana le hizo esta mesa, que antiguamente eran para la cocina. Ha pasado por mil habitaciones y por unas cuantas casas hasta que llegó a la del pueblo.
Cuando estuve en las fiestas hicimos limpieza en la despensa. Mi abuela la tenía tapada con un hule y encima siempre teníamos las garrafas de agua (nunca había reparado en ella) y cuando la vi, me enamoré y le dije a mi abuela que si me la podía traer a casa para restaurarla y ella me dijo que sí con tal de no tirarla y aprovechó para contarme la historia. La mesa en sí es muy sencilla, pero solo por el valor sentimental que tiene, vale oro.
Lo primero fue empezar a lijar. Creía que iba a poder hacerlo con un taco de lija, pero al final, tuve que hacerlo con una eléctrica, así que en esto me ayudó mi padre.
Desmontamos la parte de arriba porque las tablas quedaban con mucha separación, así que las quitamos, las lijamos y ya no quedan tan separadas. Ya lo iréis viendo.
De lijarlas con la eléctrica la madera se ha levantado y ha quedado con muchos agujeros, así que hemos usado una masilla para taparlos.
Después de dar la masilla hay que lijarla para que quede lisa.
Para quitar la pintura del tirador hay que usar un decapante.
Y hasta aquí puedo contar. La recta final de la restauración y el resultado en otro post.
¡Hasta la próxima!
Quiero ver el resultado ya nena!!.besitos.estas hecha toda una manitas.ya te daré algo para que me restaures.jajaja
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