A
principios del año pasado, le regalé a mi padre unas entradas para ir a un partido
de baloncesto. El elegido fue el Real Madrid vs Fuenlabrada. Os preguntaréis
por qué, sobre todo los que no me conocéis. Pues lo primero porque somos del
Real Madrid y lo segundo porque yo soy de Fuenlabrada y del Fuenlabrada. Ese día tenía el corazón dividido, así que, animé a los dos
equipos, celebré las canastas de los dos, me alegré de la victoria del
Real Madrid y me entristecí por la derrota
del Fuenlabrada. Todo muy loco sí, pero así soy yo, una loca.
Fue un
partido especial, por los equipos y porque iba con mi padre, uno de los hombres
más importantes de mi vida, un gran aficionado al baloncesto que en sus años
mozos fue jugador y entrenador de un equipo.
Así que
con nuestras entradas en la mano, el día del partido nos plantamos con una
sonrisa de oreja a oreja en el Palacio de los Deportes. Estábamos emocionados.
Cuando
entramos y nos sentamos , no paramos de
hacer fotos.
Después
de hacer mil fotos resultó que esos no eran nuestros asientos, nos habían
mandado a otra planta. Tendríamos que estar sentados en la planta baja, muchísimo más cerca de la
cancha. Bajamos corriendo como locos, para ya si, colocarnos donde debíamos y disfrutar del partido bien cerquita. Esos
asientos emanaban felicidad, nerviosismo, emoción y sobre todo confusión a los
que estaban alrededor y me veían animar a los dos equipos.
Hicimos
mil fotos, mil vídeos (imposible ponerlo todo en el blog), disfrutamos de un gran partido. Disfrutamos juntos, el uno del otro. Fue nuestro momento padre-hija.
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Resultado final del partido |
Fue un día mágico. Y ese no fue el único, ya que con mi padre también he compartido
días de fútbol que ya os contare más adelante.
Espero
poder disfrutar de otro partido de baloncesto bien pronto.
Canasta del Fuenla
Canasta del Madrid
Hasta
la próxima. Besos.