Ya que recodaréis que en anteriores post os conté mis periplos teatreros I y II, pues hoy vamos con la última entrega. Este
fue mi último año, y fue el más especial, el de más entrega, más dedicación y
más aprendizaje. Este año fue de mucha actividad. Primero preparamos por grupos
unas mini obras, en las que hicimos el guion, creamos el escenario, el
vestuario y nos dirigimos entre los compañeros. Salió bastante bien aunque mis
"directores" me hicieron quedarme en sujetador. En la mini obra en la
que yo actuaba la trama era en el camarote de un barco, que era mi camarote y
un chico se colaba en el.
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Guión mini obra del camarote |
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Esta soy yo en la escena del camarote |
La mini obra que yo dirigía era de dos hermanas y una
de ellas confesaba que estaba embarazada de su padre, que resultaba que no lo era.
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Guión de la mini obra que yo dirigía |
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Guión de la mini obra que yo dirigía |
Con este inicio en guiones, nos metimos en algo
más grande, en una obra de teatro de las de 2 horas. La obra se llamaba
Hikikomori. Tuvimos que informarnos sobre lo que era un hikikomori para así
poder adentrarnos mejor en la obra y en nuestros personajes. Os explico rápidamente que un hikikomori es una persona que quiere suicidarse y queda con gente por internet que
también lo quiere hacer para suicidarse todos juntos y a la vez.
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Reportaje sobre los suicidios colectivos |
Mi papel era el de la
"novieta" (Sara) del hikikomori (Ramón), pero ella no sabía
lo que quería hacer Ramón.
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Guión de Hikikomori |
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Parte de mi texto |
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Una de las escenas de la obra en la que Ramón, a través del messenger está quedando para el día del suicidio. |
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Ramón se despide de Sara (yo) sin que ella sepa cuál es el verdadero motivo |
Es una obra en la que cada uno hicimos una parte
del guion, elegimos quien quedaba mejor para cada papel, la escenografía,
vestuario, músicas... todo fue obra nuestra.
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Organización de utilería |
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Organización de utilería. Ideas. |
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Borradores de diálogos |
Fueron meses de duro trabajo y de echarle
muchas horas, pero cuando por fin estrenamos y al terminar vimos que el público se ponía en pie,
aplaudiendo durante muchísimos minutos, fue un regalo, supimos que habíamos
hecho un buen trabajo y que todo esfuerzo tiene su recompensa. Recuerdo que esa
obra la representamos dos veces el mismo día y las dos veces fue un éxito. Sigo estando
orgullosa de lo que hicimos, de mis compañeros y de mi profesor por el apoyo
que nos dio y la energía que nos transmitía cada día.
Dejar teatro fue una de las cosas más difíciles
que he tenido que hacer, pero una maravillosa amiga me dijo un día, que los cambios siempre
son para mejor...
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