Fiesta Sorpresa

Después de un mes intenso de preparativos, por fin llegó el día. El sábado 2 de Julio celebraba junto a las familias y nuestros amigos, el 30 cumpleaños de mi chico en una fiesta sorpresa que el nunca se habría llegado a imaginar.

Todo empezó con la llegada a la sala con los ojos tapados por unas gafas con folios para que no viera nada y acabó con cena en un restaurante rodeados de amigos y por sorpresa para él, también con sus compañeros de trabajo.

Para mi, la organizadora de todo el "tinglao" fue un día de nervios y de no parar. Tanto es así que no hice ninguna foto de como quedó todo decorado, así que os enseñaré lo que me hayan mandado porque mi móvil no hizo ni una foto aquel día.

Lo primero llegar a la sala y encontrarse allí con familia y amigos. ¡Toda una sorpresa! Le pusimos una banda de cumpleañero y a saludar a todo el mundo. Empezamos a comer. Fotos por aquí, fotos por allá...

Os enseño el "croquis" que me había hecho de la sala para poner la decoración.

Las letras grandes que pone David, las hice yo en plan mosaico lleno de fotos. Y también hice otro mosaico en grande.

Junto al libro de firmas se me ocurrió comprar pinzas, pintarlas, escribir y colgarlas en ramas de olivo.

Como había personas que la comida tenía que ser sin gluten,compré unos carteles para ponerlos y diferenciar su comida.

De decoración teníamos también un 30 dorado en la estantería de la televisión y una D con luz.

Y el plato fuerte  vino cuando después de los regalos, yo le entregué a mi chico un usb de Batman que contenía vídeos. Salían familiares y amigos que no pudieron venir ese día pero que quisieron dejar su granito de arena para ese día tan especial. Entre esos vídeos se encontraba uno mío dando las gracias, felicitando al cumpleañero y emplazándolo a un vídeo que vendría a continuación. Ese vídeo ni más ni menos, era mi sobrino diciendo "tío, ¿quieres casarte con la tía Silvia?". Imaginaros la reacción. A continuación aparecí yo, con un vestido largo en color blanco, un ramo de flores y una corona floral en la cabeza. Las reacciones de la gente fueron de todo tipo, desde reírse, quedarse sin palabras hasta echarse a llorar. Mi chico, solo podía decirme, "estás loca" y razón no le falta. Tras mi apoteósica salida vestida de novia procedí a leer unas palabras que había escrito y nos intercambiamos unas alianzas. ¡Fue tan bonito! 

Tocaba la tarta, así que tío y sobrino se sentaron con los pulmones bien preparados para soplar tantas velas. 

Quise tener un detalle con los invitados y compré unos pai pai blancos para las mujeres, chuches para los niños y puros de chocolate para los hombres.

En la ceremonia, quería poner también la S con luces, pero de los nervios se me olvidó.

Y después de unas fotos de recién casados...

Quedaba otra sorpresa. Encontrarse con sus compañeros de trabajo. Cenamos, charlamos, reímos y nos comimos una caja entera de puros de chocolate. Mi chico solo podía decirme, que era una lianta.

Ha sido un fin de semana muy especial y muy bonito. No solo él va a ser el único que no olvide este día...

¡FELICES 30 MI VIDA!