Como no podía ser de otra manera, tocaba subir al centro de Madrid. El punto de encuentro fue Atocha, la zona de las tortugas y de ahí al Parque del Retiro.
Después de un paseito relajante, comimos en el Vips y para el café (lo que lo toman claro) nos fuimos al que es ahora uno de mis lugares favoritos y me reconcilian con Madrid. La Azotea del Círculo de Bellas Artes.
Y el último día decidimos despedirnos con un hasta pronto de la familia, con una buena paella en mi casa.
Como siempre, un placer teneros por aquí y espero que nos veamos muy, muy pronto.
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