Se acabó la Semana Santa y con ella se acabaron los dulces, el relax y el estar rodeada de la familia. Han sido unos días de tranquilidad en los que poder pensar y sobretodo disfrutar de los míos, de los que más quiero.
Primero con mi chico, relajados viendo pelis y bebiendo cerveza, sin nada ni nadie más en qué pensar y haciendo que un vídeo en Instagram de su mano haciendo espaguetis bata el récord de reproducciones de cualquiera de mis vídeos (todavía no nos explicamos porqué).
Y luego el fin de semana, pasándolo en mi pueblo, Barajas de Melo, disfrutando de mi familia, riendo a carcajadas, comiendo torrijas y viviendo la vida. ¿Puede haber algo mejor?
¡Hasta la próxima!
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